086.- Porcia y los tres cofres, y otros apuntes lógico-cinematográficos
No es regla general, pero si frecuente: si en algún momento se necesita un tema, un argumento, un dato (y en vacaciones no se tiene demasiado tiempo) que urgentemente nos venga a echar una mano, lo mejor es recurrir a los clásicos. Nunca fallan (al menos a mi no me han fallado nunca). Por eso son clásicos e inmortales (por mucho que algunos quieran dejarlos bien enterrados en aras de una ilusa ¿modernidad? ¿post-modernidad? ¿post-post-.....-post-modernidad?). Al final, se incluye una última hora sobre un inminente estreno interesante.
En realidad tenía preparada otra reseña pero me ha gustado tanto esta versión que he visto estas vacaciones que no me he resistido a incluirla ya, y de paso, acercarnos un poco a esos problemas (o acertijos, porque la mayoría los resolvemos sin echar mano de tablas de verdad ni del álgebra de proposiciones, que es lo que se debería hacer) de lógica, y a uno de sus grandes difusores (sino el que más), Raymond Smullyan.
Pero lo primero es lo primero. Echemos un rápido vistazo a la película, como es menester por estos lares...
EL MERCADER DE VENECIA
Título Original: The Merchant of Venice. Nacionalidad: EE. UU./Reino Unido/Italia/Luxemburgo, 2004. Director: Michael Radford. Guión: Michael Radford, basado en la obra homónima de William Shakespeare. Fotografía: Benoît Delhomme, en Color. Montaje: Lucia Zucchetti. Música: Jocelyn Pook. Producción: Cary Brokaw, Barry Navidi y Jason Piette. Duración: 138 min.
Intérpretes: Al Pacino (Shylock), Jeremy Irons (Antonio), Joseph Fiennes (Basanio), Lynn Collins (Porcia), Zuleikha Robinson (Jessica), Kris Marshall (Graciano), Charlie Cox (Lorenzo), Heather Goldenhersh (Nerisa), Mackenzie Crook (Lancelot Gobbo), John Sessions (Salerio), Gregor Fisher (Solanio), Ron Cook (Gobbo), Allan Corduner (Tubal), Anton Rodgers (El Dux), David Harewood (Príncipe de Marruecos).
Argumento: Dado que Shakespeare es prolijo en crímenes, asesinatos y carnicerías varias, hay quien califica esta obra de comedia, mas no me place a mi tildarla como tal, a pesar de no haber finalmente nadie lastimado (que por momentos pudo) y ser de final feliz (bueno, que le pregunten a Shylock, que creo que tiene otra opinión). Ciertamente tampoco es un dramón (que por momentos pudo también), pero más creo que tiene desto segundo que de lo primero (disculpen el lenguaje, pero además me encuentro, por otras cuitas, leyendo el Lazarillo de Tormes, versión original, no adaptada, y ya se sabe que, salvo la hermosura, todo se pega).
Dudoso me resulta si débese describir al lector las circunstancias de tan afamada y universal obra, mas finalmente concluyo su necesidad, habida cuenta de que la acción transcurre mayor aunque no exclusivamente en Venecia, y no en Pisa, que es el único desvelo al parecer de nuestros wertedores responsables educativos, siendo por ello muy probable su desconocimiento, sino en su totalidad, seguramente en una gran parte.
Comienza el filme advirtiendo del mal concepto y trato que los nobles católicos venecianos dispensaban para con los judíos por el modo en que éstos hacían fortuna en base al préstamo y la usura a elevados e implacables intereses (¿A qué me suena esta cantinela? Cada vez ando peor de memoria). Así vemos a Antonio, el mercader que da título a la obra, insultar, zarandear y hasta escupir a Shylock (nuevamente me resulta familiar esto de la incitación al odio y a la discriminación étnica, ¿dónde lo habré oído?), uno de los judíos más prósperos y por ello odiados de la ciudad. Antonio tampoco está mal situado, es reconocido y respetado, aunque de un tiempo acá anda demudado su talante. No siendo a causa de sus negocios a pesar de tener barcos en ultramar y depender un tanto de posibles conflictos, sus amigos determinan que su aflicción debe deberse a mal de amores, por mucho que él lo niegue. Y cierto resulta ser, mas no le conviene reconocerlo al ser su amigo Basanio la causa de dichos males. Es un momento de gran efervescencia religiosa (acaba de tener lugar la Reforma Protestante y el Concilio de Trento) y las autoridades civiles y religiosas de Venecia, cual soberbios gallardones, han establecido una ley por la que las prostitutas aparezcan por las calles con el pecho desnudo, (no es por tanto un detalle “moderno” para acrecentar la audiencia de la película, sino una nota de autenticidad histórica), preocupados por la homosexualidad rampante en la ciudad. Quizá sea preciso recordar que tan farisaicos decretos y comportamientos ya se muestran en las mismísimas Sagradas Escrituras que tan a loa y provecho sácanse a colación anteayer, ayer y siempre, por otros menesteres, claro. Pero no sólo atañe (el fariseísmo) a circunstancias tan “domésticas” y “poco relevantes”: cuando Basanio explica a Antonio su deseo de ir a probar fortuna solicitando en matrimonio a una rica heredera (ahí se explican los males de Antonio) y necesitar una dote adecuada, Antonio, sin liquidez en ese momento, no duda en pedir crédito a aquel al que difamó y despreció. Shylock, estimando la posibilidad de llegada de la hora de su anhelada venganza, exige un pago singular en caso de que a los tres meses no le sean devueltos los tres mil ducados prestados: cobrarse una libra de carne en vivo del cuerpo de Antonio, de la parte que Shylock elija (la cosa está más clara que eso de las preferentes, más refinadas, pero igual de mortíferas).
Seguro de sí mismo (relaxing cup of....) y sobre todo, enganchadísimo de Basanio, Antonio acepta, pudiendo imaginar vuesas mercedes lo que enhoramala acontecerá. Encima la hija de Shylock se fuga con un cristiano, llevándose preciadas pertenencias, lo que aumentará sus ansias de venganza. Llegados a este punto, mejor que el lector vea la película (y aún mejor, lea la obra), y decida por si mismo si todo ello es cosa del pasado, presente o incluso del futuro, y disfrutar de la memorable interpretación de Al Pacino (por algo Dustin Hoffmann porfió una y mil veces por el papel; Al Pacino estuvo además una temporada larga en Broadway interpretando diariamente esta obra, ver cartel de la obra, dirigida por Daniel Sullivan), y del resto del reparto que tampoco desmerecen en nada. Simplemente mencionar que, si bien todo parece terminar justamente, ni uno solo de los caracteres puede decirse satisfecho ni libre de pecado alguno, y que serán, como tantas veces, las mujeres, Porcia y Nerisa, las que saquen, con ingenio (y disfrazadas de hombre que si no, ni las dejarían hablar), las castañas del fuego a autoridades, doctos letrados y al sufrido y desfallecido Antonio, y de paso escarmentar a sus “gallardos” esposos. Eso sí, queda la clara demostración de que la ley (las leyes) está para ser retorcida al gusto y necesidad del ingenioso de turno, y si no que se lo pregunten a Shylock, que incluso en un estado tan respetuoso con la ley como la Venecia Renacentista, no consigue justicia ni respeto.El mercader de Venecia fue escrita entre 1594 y 1597, aunque no sería publicada hasta el año 1600. A pesar de lo que ha llovido, como sucede en prácticamente toda la obra de Shakespeare, además de la profundidad que da a sus personajes, es increíble la extrema modernidad de sus obras. Aquí encontramos amor, filosofía, intriga, política, religión, pasión, misterio, denuncia, erotismo,... y lógica.
En el cine las adaptaciones de las obras de Shakespeare han sido abundantes y de cierta calidad. El mercader de Venecia no tenía sin embargo hasta la realización de esta versión una referencia clara. En televisión se han realizado muchas adaptaciones (incluyendo una para el recordado y popular Estudio 1 en Televisión Española, dirigida en 1967 por Pedro Amalio López, y que puede disfrutarse íntegramente en http://www.rtve.es/alacarta/videos/estudio-1/estudio-1-mercader-venecia/867717/, obviamente mucho más light que la reseñada arriba. También hay una adaptación de Orson Welles). Para salas cinematográficas hay varias versiones mudas y la co-producción Le marchand de Venise (Pierre Billon, Francia/Italia, 1953), con Michel Simon (Shylock), Andrée Debar (Porcia), Massimo Serato (Antonio) y Armando Francioli (Basanio), no demasiado afortunada.
Con escenarios en Luxemburgo y en Venecia, El mercader de Venecia fue nominada como mejor película de la Unión Europea en los Premios David de Donatello. Algunas curiosidades para terminar: inicialmente Cate Blanchett iba a interpretar a Porcia, pero tuvo que renunciar antes de empezar por su embarazo. Tampoco Antonio iba a ser Jeremy Irons, sino Ian McKellen, que tuvo que dejarlo por incompatibilidades con otros trabajos. Por otro lado, en la emisión televisiva norteamericana, al director Michael Radford se le obligó a cortar el beso en la boca que Antonio y Basanio se dan (puritanismo yanqui de lo más hipócrita; pobre Shakespeare. ¿Qué harán con el Nymphomaniac de Lars Von Trier?).
Lógica para elegir marido
PRÍNCIPE: El primero es de oro, y en él hay estas palabras: “Quien me elija ganará lo que muchos desean”. El segundo es de plata y en él se lee: “Quien me elija, cumplirá sus anhelos”. El tercero es de vil plomo y en él hay esta sentencia tan dura como el metal: “Quien me elija, tendrá que arriesgarlo todo”. ¿Cómo haré para no equivocarme en la elección?
PORCIA: En uno de esos cofres está mi retrato. Si lo encontráis, soy vuestra.
Posteriormente, de boca del Infante de Aragón, conoceremos que hay algunas reglas más que cumplir:
INFANTE: El juramento me obliga a tres cosas: primero, a no decir nunca cuál de las tres cajas fue la que elegí. Segundo, si no acierto en la elección, me comprometo a no pedir jamás la mano de una doncella. Tercero, a alejarnos de vuestra presencia si la suerte me fuera contraria.
La clave para elegir marido se basaba en la bondad del candidato, y el premio se encontraba evidentemente en el cofre de plomo. Pero Raymond Smullyan (es la “referencia madre” más antigua que he podido encontrar, ya que, como pasa a menudo en Internet y otros lugares, son muchos los que toman prestado el acertijo, pero pocos los que citan las fuentes, mala costumbre a mi entender), en su genial libro ¿Cómo se llama este libro? (el original, What is the name of this Book? data en su primera edición de 1978) dedica todo un capítulo con diferentes variantes cada vez más complejas a esta cuestión planteada por Shakespeare.
I.- Smullyan plantea cambiar la elección de marido por el más inteligente, y para ello propone como primera variante la siguiente elección de carteles en los cofres:
ORO: El retrato está en este cofre.
PLATA: El retrato no está aquí.
PLOMO: El retrato no está en el cofre de oro.
Sabiendo que a lo sumo sólo uno es verdad, ¿qué cofre debería elegirse?
II.- El pretendiente eligió correctamente, así que se casaron y vivieron bastante felices... por lo menos durante algún tiempo. Pero un día Porcia pensó: "Aunque mi marido demostró una cierta inteligencia al escoger el cofre correcto, en realidad el problema no era tan difícil. Sin duda podía haber puesto un problema más difícil y haber conseguido un marido realmente inteligente". Así pues se divorcio inmediatamente de su marido para poder escoger un esposo más inteligente. Esta vez hizo esculpir las siguientes inscripciones:
ORO: El retrato no está en el cofre de plata
PLATA: El retrato no está en este cofre
PLOMO: El retrato está en este cofre.
Porcia explicó al pretendiente que por lo menos uno de los tres enunciados era verdadero y que por lo menos otro era falso. ¿En cual de los cofres está el retrato?
Como quiso el destino, el pretendiente no fue nada menos que el primer esposo. Resolvió este problema y se casaron otra vez.
El citado libro, además de proporcionar razonadamente las respuestas, propone siete variantes más, para deleite del que desee continuar con entretenimientos similares.
Raymond Smullyan
El matemático, músico, lógico, filósofo taoísta y mago Raymond Merrill Smullyan nació el 25 de mayo de 1919 en Far Rockaway, Nueva York. De su dilatada existencia (y lo que le queda) destacaremos que a los 12 años ganó una medalla en un concurso de piano, que tuvo que cambiar sucesivamente de instituto ya que pocos le permitían compaginar sus grandes pasiones, las matemáticas y la música, que fue autodidacta en ambos campos gran parte de su vida, hasta que en 1955 se licenció en la Universidad de Chicago y cuatro años después terminó su doctorado en la Universidad de Princeton. En 1957 publicó un artículo en el Journal of Symbolic Logic probando que la incompletitud del teorema de Gödel se verifica también en sistemas formales mediante un método considerablemente más sencillo que el desarrollado por el propio Gödel en 1931. De hecho su trabajo permitió entender mucho mejor al resto de matemáticos contemporáneos el trabajo del propio Gödel, bastante críptico hasta ese momento. Más tarde, Smullyan desarrolló de forma convincente una serie de resultados que demostraban que la fascinación hacia el trabajo de Gödel debería orientarse mejor hacia el teorema de Tarski, mucho más asequible e igualmente fascinante desde un punto de vista filosófico. Fue uno de los lógicos teóricos que estudió bajo la dirección de Alonzo Church (supongo que recordaréis que Church fue el director de tesis de Alan Turing, y uno de los “padres” de la informática actual). Además de hacer sus pinitos como mago, es astrónomo amateur, y ha desarrollado su carrera docente como profesor de Filosofía en institutos de enseñanza media y en la Universidad de Indiana. Mención aparte merece su dilatada carrera como escritor de libros tanto académicos (principalmente de filosofía y lógica) como de divulgación de la Lógica y las Matemáticas.
Algunos de sus libros
Se listan por orden de publicación en su versión original. En castellano se describe posteriormente el año de publicación de la primera edición.
1978 What Is the Name of This Book? The Riddle of Dracula and Other Logical Puzzles - knights, knaves, and other logic puzzles. - ¿Cómo se llama este libro? El enigma de Drácula y otros pasatiempos lógicos (Editorial Cátedra, 1981).
1979 The Chess Mysteries of Sherlock Holmes - introducing retrograde analysis in the game of chess.- Juegos y problemas de ajedrez para Sherlock Holmes (Editorial Gedisa, S.A., 1987).
1981 The Chess Mysteries of the Arabian Knights - second book on retrograde analysis chess problems.- Juegos de ajedrez y los misteriosos caballos de Arabia (Editorial Gedisa, S.A., 1986).
1982 The Lady or the Tiger? - ladies, tigers, and more logic puzzles.- ¿La dama o el tigre? y otros pasatiempos de lógica (Editorial Cátedra, 1989).
1982 Alice in Puzzle-Land.- Alicia en el País de las Adivinanzas (Editorial Cátedra, 1989).
1985 To Mock a Mockingbird - puzzles based on combinatory logic.- Juegos para imitar a un pájaro imitador (Editorial Gedisa, S.A., 1989).
1986 This Book Needs No Title: A Budget of Living Paradoxes.
1987 Forever Undecided - puzzles based on undecidability in formal systems.
1992 Satan, Cantor and Infinity.- Satán, Cantor y el infinito (Editorial Gedisa, S.A., 1995).
1997 The Riddle of Scheherazade.- El enigma de Scherezade (Editorial Gedisa, S.A., 1998).
2007 The Magic Garden of George B. And Other Logic Puzzles.
2009 Logical Labyrinths.
2010 King Arthur in Search of his Dog.
2013 The Godelian Puzzle Book: Puzzles, Paradoxes and Proofs.
En nuestro país, la editorial Gedisa publicó además en 1988 un volumen bajo el título Juegos por siempre misteriosos, del que no he logrado averiguar si responde a alguno de los originales en inglés de arriba o es simplemente una recopilación de libros anteriores. Además publicó en 2002 bajo el título genérico Juegos para imitar a un pájaro imitador, otros dos libros cuyo título en español es
Volumen I.- Caballeros, bribones y pájaros egocéntricos.
Volumen II.- Bosques curiosos y pájaros aristocráticos.
Quizá algún amable lector pueda sacarnos de dudas, lo que agradecemos de antemano.
Quizá los lectores recordéis otras películas en las que aparecen cuestiones o enigmas de lógica. En la mayor parte de los casos, Raymond Smullyan está detrás. Por ejemplo recordareis El Enigma de Gaspar Hauser (Jeder für sich und Gott gegen alle, Werner Herzog, Alemania, 1974) con una cuestión sobre decidir quien miente y quien no en un cruce de caminos (una vez más el lector interesado puede ampliar la información en el libro Las Matemáticas en el Cine, páginas 144 a 148).
Variaciones sobre esta cuestión aparecen en otras películas. A modo de recordatoria, en Dentro del laberinto (Labyrinth, Jim Henson, EE.UU., 1986), Sarah (Jennifer Connelly; ¿la recordáis? Es la posterior novia/esposa de John Nash en Una mente maravillosa), en su odisea por el laberinto, se encuentra con unos curiosos duendes que están boca abajo y luego giran boca arriba, con los que tiene lugar la siguiente conversación:
Sarah : Pero entonces tú no la dirías. Si me has dicho que él diría “si”, sé que tu respuesta es “no”. (mal doblaje: debería decir “tu respuesta debería ser “no”; En este tipo de cuestiones sobre lógica, el uso del tiempo verbal adecuado es fundamental para comprender los razonamientos. Por supuesto eso les trae al fresco a los encargados del doblaje, como en tantas otras ocasiones).
Finalmente en La princesa prometida (Princess Bride, Rob Reiner, EE. UU., 1987) aparece también un atisbo también de problema lógico que seguramente los fieles seguidores de esta sección recordareis.
Bueno, para empezar el año es más que suficiente en cuanto a referencias cinematográficas, esta vez con la lógica a vueltas. No os quejareis.
Ultima hora
Al cierre de este artículo, recibo vía Facebook (gracias a Marta Macho y Jose M. Sorando) la noticia del pronto estreno (actualmente está en fase de post-producción; ya sabéis el montaje final, y todo eso) de una película biográfica sobre el genial Srinivasa Ramanujan (interpretado por el actor Abhinay Vaddi). Está dirigida por el realizador hindú Gnana Rajasekaran, y una parte se centra en la estancia de Ramanujan en Inglaterra con Hardy (interpretado por Kevin McGowan) y Littlewood (Michael Lieber). Ramanujan es la primera película para la que han dado permiso para filmar en el templo de Sarangapani en Kumbakonam. Hasta ahora ninguna otra película de ninguna nacionalidad (ni siquiera Tamil) había podido hacerlo. Otra llamativa curiosidad que ha trascendido es que los actores ingleses no han necesitado repetir ninguna toma de las escenas en las que tuvieron que hablar en Tamil (gran parte del metraje está en esa lengua), y sin embargo si han tenido que repetir algunas rodadas en inglés, al no recordarlas exactamente. Curioso.
En la página de Facebook, Las Matemáticas en el Cine, podéis seguir al día las noticias que vayan apareciendo sobre esta película.
(Publicado en DivulgaMAT el 8 de enero de 2014)










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