159.- Los profesores de Saint Denis
Si tuviéramos que decidir qué cinematografía ha abordado con más asiduidad la educación o elegir una película que sirva como presentación en un debate sobre la enseñanza y la educación, no cabe la menor duda de que seleccionaríamos una francesa. Prácticamente desde los inicios del cine (me viene a la cabeza la polémica Cero en conducta (Zéro de conduite: Jeunes diables au collège, Jean Vigo, Francia, 1933)), cada poco tiempo nos ofrecen alguna nueva propuesta sobre el tema. Recordemos que de esta nacionalidad ya comentamos Hoy empieza todo, Bertrand Tavernier, 1999; Ser y Tener, Nicolas Philibert, 2002; La clase, Laurent Cantet, 2008, La profesora de historia, Marie-Castille Mention-Schaar, 2014; y algún corto como Véronique et son cancre, Éric Rohmer, 1958. (no, no me he olvidado de las aportaciones de Truffaut, que también). Obviamente, algunas incluyen las matemáticas entre sus imágenes, aunque prácticamente siempre, su punto de vista es la perspectiva social más que la curricular. Vamos con una más, reciente:
Ficha Técnica:
Título
Original: La
vie scolaire.
Nacionalidad: Francia, 2019. Dirección: Mehdi Idir y Grand Corps Malade. Guion: Mehdi Idir y Grand Corps Malade. Fotografía: Antoine
Monod, en Color. Montaje: Laure
Gardette. Música: Angelo Foley. Producción: Eric y Nicolas Altmayer, y
Jean-Rachid. Duración: 111 min.
Ficha artística:
Intérpretes: Zita Hanrot (Samia Zibra), Liam Pierron (Yanis Bensaadi), Soufiane Guerrab (Messaoud), Moussa Mansaly (Moussa), Alban Ivanov (Dylan), Antoine Reinartz (Thierry Bouchard), Ibrahim 'Facher' Dramé (Lamine), Moryfère Camara (Issa), Gaspard Gevin-Hié (Kevin//Dewey), Mahamadou Sangaré (Fodé), Redouane Bougheraba (Redouane), Hocine Mokando (Farid), Aboudou Sacko (Mamadi), Blandine Lenoir (Anne, la directora), Dylan Sanches Tavares (Brahim), Shirley Attia (Amel), Kamélia Beloufa (Cindy).
Argumento
La película nos lleva a un instituto del extrarradio francés, al que acaba de llegar Samia, una nueva jefe de estudios, que ha pedido el traslado a ese Centro por motivos personales que posteriormente averiguaremos. Se contraponen en paralelo la vida de profesores y estudiantes, la mayor parte de ellos inmigrantes con un montón de problemas, no sólo académicos, sino también familiares.
Como idea general, digamos que por momentos parece que estemos viendo más un documental que una película. Todos los alumnos que aparecen son de hecho alumnos reales, actores no profesionales (circunstancia habitual en las películas francesas que hemos nombrado arriba), lo que hace de lo que vemos algo bastante creíble, natural y espontáneo. No obstante, algunas situaciones (sobre todo las vivencias en el barrio), descritas sin tapujos pero sin crudeza, parecen resueltas de forma un tanto “buenista”. Quiero decir, no vamos a encontrar macarras despreciables como en el cine norteamericano, ni padres delincuentes, ni situaciones extremas. Vemos marginación, vemos carencias, vemos abusos y aprovechamientos de la posición (no sólo por parte de los alumnos líderes, también de algún profesor), pero todo es bastante “civilizado”, con una aceptación total de la situación de cada uno. Quizá por el distinto sentido del humor español y francés, algunos gags, chistes y bromas no sólo no me han parecido adecuadas, y metidas con calzador, sino totalmente sobrantes. Pocas, afortunadamente.
Me ha parecido muy acertada la presentación en paralelo de las formas de actuar de alumnos y profesores en determinados contextos de su vida personal (mostrando básicamente que al final, todos somos personas, y hacemos las mismas cosas, dependiendo del nivel en el que estemos y de la edad, pero son tan idénticas que no deberíamos reprochar demasiadas conductas al alumnado). También se muestran muy bien los dilemas y situaciones que diariamente debe manejar el profesorado de enseñanza pública de este tipo de barrios. Y lo más interesante, unos diálogos que plantean muchos temas de reflexión (más abajo, se reproducen dos, ya que hay referencias matemáticas en ellos).
El desarrollo de la trama está articulado en torno a dos profesores, la recien llegada orientadora/supervisora/jefe de estudios y el veterano profesor de matemáticas (cinco años en el centro, y conocedor de primera mano del ambiente en el que viven los alumnos, ya que él mismo procede de un entorno similar). Las diferencias en su modo de ver la vida y la docencia son evidentes, aunque pueden compaginarse, al contrario que con otros compañeros con unas mentalidades distintas (algunos más tradicionales, otros demasiado “liberales”, pasotas por mejor decir). Paralelamente se reflejan las inquietudes de los alumnos, representados fundamentalmente en el inconformista y desilusionado, aunque buen chico, aún recuperable, Yanis, y sus amigos.
A pesar de las carencias indicadas, y sin ser un producto redondo ni excelente, creo que es una película muy recomendable, sobre todo para los que nos dedicamos al precioso oficio de la enseñanza. La sensación final, no obstante, como no puede ser de otro modo es de desencanto, y sin aparentes posibilidades de cambio, pero nos guste o no, es la realidad misma. Sólo nos acaba salvando la actitud del ciudadano (tanto profesor como alumno), porque poco se puede esperar de los gobiernos de turno (la película no critica ninguna forma concreta de posición política; simplemente deja traslucir el agotamiento y perversión del modelo inercial que se sigue).
Para el cinéfilo, también se incluyen muchas referencias a otras películas célebres (de los noventa para acá, por supuesto), en algún caso bastante ocultas, pero apreciables. Los profesores de Saint-Denis ha conseguido varios premios (por ejemplo el “Cinéfilos del Futuro” de la 16ª edición del Festival de Sevilla que otorga el público joven del festival), y una gran acogida entre los espectadores franceses (que, a diferencia de otros lugares cercanos que no quiero mencionar, apoyan incondicionalmente sus producciones de cierta calidad). En nuestro país no se ha podido estrenar en salas por la pandemia, pero se ha ofrecido a través de plataformas de pago y está disponible en DVD.
Sobre el tipo de alumnado
Para entender bien el contexto en el que se enmarcan los alumnos de la película, quizá sea pertinente unas pequeñas notas previas a su visionado. Son alumnos de tercer curso de SEGPA. En el sistema educativo francés, SEGPA es el acrónimo de Sections d’Enseignement Général et Professionnel Adapté , alumnos que tienen dificultades en el aprendizaje, o no han alcanzado en los cursos de Primaria el nivel suficiente para seguir con normalidad las clases de su edad. Precisamente en tercero, los estudiantes reciben documentación del Centro de Información y Orientación que detalla todos los CAP (Certificat d'Aptitude Professionnelle; un diploma nacional que acredita un primer nivel de cualificación profesional) de la academia, así como los potenciales lugares de capacitación. De este modo, los estudiantes pueden elegir entre varias opciones de acuerdo con sus propios deseos y anhelos. Estas opciones se solicitarán más adelante, durante el mes de mayo. Este será el momento para que el estudiante junte los archivos de orientación y complete el formulario AFFELNET. Esta hoja debe ser pensada con mucho cuidado tanto por los padres como por el estudiante. Luego, el equipo educativo de SEGPA describirá todas las calificaciones obtenidas a lo largo del curso. Esas notas juegan un papel vital en la obtención o no del puesto laboral que desea el alumno. La hoja AFFELNET permite al alumno elegir tres posibles opciones respetando su orden de preferencia. Los resultados de las orientaciones solo se conocerán a finales de junio. Si el alumno no ha obtenido plaza en una escuela de formación profesional, se realiza una segunda fase con las plazas vacantes. Por tanto, es fundamental prepararse bien para esta última fase para no quedarse “sans solution" (sin solución).
Las matemáticas
El profesor de matemáticas manda salir a la pizarra a uno de sus alumnos, Issa. Posteriormente veremos que se trata de resolver una ecuación. Según se acerca de su pupitre a la palestra, sus compañeros están constantemente haciendo comentarios en voz alta (“¿Por qué siempre lo saca a él? ¿Por qué es negro?”) que el profesor trata de acallar a duras penas y con mucha paciencia.
Ya en el encerado, Issa comenta al profesor:
Issa: Profe, las mates ya eran difíciles cuando sólo había números, y ahora encima pone letras. ¿Estamos en Lengua o en Mates?
Adele (compañera, desde su pupitre): Yo lo sé, ¿lo puedo hacer?
Profesor: Adele, dinos que te ha dado.
Adele: Se pasa la x al otro lado, y tenemos 6 dividido entre 3 que es 2.
Profesor: Casi, casi. Pero sigue así, que está bien. (A la clase) Adele se esfuerza, reflexiona. Está muy bien.
Yanis: No sabes hacer nada.
Mientras está teniendo lugar esta conversación, el resto de alumnos no dejan de hablar en voz alta, y haciendo comentarios, haciendo ruido. El profesor continuamente está mandando silencio sin alterarse demasiado, con mucha paciencia. Ante el último comentario de Yanis, el alumno protagonista (en la imagen), levanta algo más la voz, enfadándose.
Profesor: ¿Era broma? ¿Quieres hacerlo tú? ¿Qué te ha salido?
Yanis: A mi no me ha salido nada. Quiero preguntarle, ya que es nuestro tutor, que para qué nos sirve sustituir letras por números. No sé, en la vida cotidiana, si no quiero ser profe de mates, ¿de qué me servirá resolver ecuaciones?
Profesor: Vale, está bien, os voy a explicar para qué sirven las mates. Sirven para tener lógica y rigor. También para que no nos estafen. Y las mates sirven para aprender que todo problema tiene su solución, incluso el más complicado. Todo tiene solución. Además sirve para sacaros un título, y con suerte, la selectividad.
Yanis: Profe, un día nos dijo que no estábamos aquí de cachondeo. ¿A qué viene lo de la selectividad?
Profesor: Me has entendido perfectamente. Las matemáticas sirven para usar la cabeza como hace Issa en la pizarra, ¿vale? Sirven para usar la cabeza y no rendiros. Y después de haber usado mucho la cabeza y haberlo resuelto, nos sentimos orgullosos. Y la confianza en uno mismo es esencial. En resumen que las ecuaciones y las matemáticas, como el resto de materias, son las herramientas fundamentales que intentamos daros para que vosotros, no nosotros, yo ya soy profe, tengo el futuro resuelto, para que escojais vuestro futuro. Y eso es lo más importante.
Yanis: Pero profe, ya puestos a hacernos usar la cabeza, enséñenos algo que sea útil. No sé, podemos montar muebles de IKEA. (Risas de la clase).
Profesor: ¡¡Montar muebles de IKEA!! Chavales, os voy a enseñar una cosita. Hay pocos trabajos que os vayan a pedir montar muebles de IKEA. Sin embargo, las ecuaciones son básicas para muchos buenos trabajos. Banquero, contable, arquitecto,…
Otro alumno: Explorador.
Profesor: … explorador, astronauta, …
Yanis: ¿Ve en esta clase a contables o a banqueros? ¿Issa puede ser arquitecto? ¿Dewey, ese tonto del culo, puede ser astronauta?
Issa: ¡Cállate, tío! ¡Que te calles!
Profesor: ¡¡Callaos, por favor!! (A Issa) Dinos que te ha dado.
Issa: Esto da 18.
Profesor: Eso es, perfecto, Issa, muy bien.
Issa (chuleando): Soy yo el profe. Soy yo quien da clase.
Profesor: Muy bien, ya puedes sentarte. (A la clase) Espero que hayáis entendido que Issa podría llegar a ser arquitecto, Yanis, y tú también. Tus reflexiones son buenas. Sabes pensar. ¿Y gracias a qué? A la escuela.
Yanis: Ah, no, no. No estoy de acuerdo. No es gracias a las clases. Es gracias a la calle.
Profesor: ¿Diplomado en la calle? ¿Tu peluquero es diplomado?
Alumno: ¡¡Cómo se pasa!!
Comentario
Como observamos en la imagen, la ecuación a resolver es
El alumno se queja de muchas letras; sólo está la x. Lo que sucede es que han planteado la ecuación como una función f(x) que toma un valor concreto, y se quiere averiguar para qué valor se alcanza dicha imagen.
La primera alumna, Adele, inicia el ejercicio correctamente (de ahí los ánimos del profesor), pero se equivoca al despejar al final la x: “pasa” el 3 del denominador dividiendo en lugar de multiplicando; por eso le sale 2.
La escena plantea además la eterna pregunta de para qué sirve estudiar determinados conceptos, y si en el fondo el alumno “aprende” más en la calle que en las aulas.
La entrega de calificaciones
Más adelante, hay una escena en la que el profesor de matemáticas reparte unos exámenes corregidos y comenta en voz alta las calificaciones de cada alumno.
Profesor: Lamine. Un 3. Si sólo haces la mitad de los ejercicios, no sacarás mejor nota.
Lamine: Es que las mates no son lo mío.
Yanis: Aparte de que eres muy tonto.
Profesor: Cindy, 3.5. Te quedas con tu nota media. Vas poco a poco. Bien.
Cindy: Está bien. La media es 1.5.
Profesor: Dewey, Kevin, perdón. A ver, has mejorado. ¿Sabes que has sacado?
Kevin: No. ¿Qué he sacado? Dígame, ¿qué he sacado?
Profesor: Un 1.
Kevin: ¡Está muy bien! He sacado el doble. Mola.
Profesor: ¿Qué? ¿El doble? Kevin, tenías un cero. Cero por dos es cero.
Kevin: No, profe. He pasado de 0 a 1. Eso es el doble.
Profesor: ¡Uff! Me falta un pelo para ponerte un 0. ¡Amel! Amel, un 2.5. Amel, maravilloso. Te has inventado teoremas, teorías, … Ha sido fantástico Sí, me encanta. Ya nos vamos conociendo. ¡Sofía! Sofía, 6. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no me hiciste el último ejercicio? Quizá tendrías la mejor nota de la clase. ¡Yanis! 5. Tu mejor nota del año.
Yanis: ¿Qué te parece? Las mates están chupadas. Si me esfuerzo un poco, os machaco.
Profesor: Puedes hacerlo mejor. Y la mejor nota de la clase con un 6.5 es para el gran Issa. ¿Nos dices unas palabras?
Issa (se pone de pie): Les doy las gracias a mis padres, a todos los que me han apoyado, a Pitágoras, a Tales, en fin, a la familia. Y a mis colegas del 93, y al señor Messaoud también.
Profesor: Gracias, gracias, ya te puedes sentar. Si sigues así, pasarás a 4º.
Otro alumno: ¡Eh, tampoco se pase!
Comentario
Ciertamente el profesor tiene razón (uno no es el doble de cero), pero el chaval quiere valorar la mejoría de algún modo, por muy pequeña que sea. Una buena ocasión para mostrar la diferencia entre multiplicar y sumar (la mejoría “suma”, pero no es suficiente para que “multiplique”).
No obstante, una característica apreciable del profesor en toda la película es que siempre, ante cualquier comentario, trata de mostrar los aspectos positivos, nunca lo negativo (ya se encargan el resto de los alumnos de hacerlo). Gran diferencia de actitud con los métodos “clásicos” de enseñanza.
Destacable también, en la imagen de esta escena, en los pósteres colgados al fondo de la clase, cómo se transmite al alumno la idea de perpendicularidad, paralelismo, secante, etc., destacando en color rojo el propio concepto.
Los directores
Gran Corps Malade (literalmente “Gran Cuerpo Enfermo”), es el seudónimo de Fabien Marsaud (Seien-Saint-Denis, Francia, 1977), compositor y cantautor, que en 1997 tuvo una rotura de vértebras como consecuencia de una mala zambullida en una piscina mientras trabajaba como monitor de tiempo libre en una colonia de vacaciones en Saint-Denis. Le diagnosticaron que no iba a poder recuperar nunca la movilidad. Sin embargo, en 1999, la recuperó en sus piernas, y de ahí adoptó el mencionado seudónimo. Se ha especializado en poesía-música slam. Se trata de un tipo de poesía escénica de competición en que los participantes (slammers) disponen de 3 minutos para presentar textos de autoría propia a una audiencia, que es quien decide el vencedor, empleando tan solo su cuerpo y su voz. A diferencia de la Batalla de Gallos propia del rap, los poetas no se enfrentan directamente ni se responden el uno al otro, y como norma general, no improvisan sus textos. La audiencia también puede recitar en las competiciones.
Mehdi Idir también es natural de Saint-Denis. Tras acabar sus estudios de Secundaria, se formó en edición de videos y filmó batallas de baile. Él mismo, bailarín de hip-hop, conoce al grupo Wanted Posse, campeón mundial de danza hip-hop, para quien realiza un video clip. Seducido por el clip, el grupo TF1 le encarga un documental que alcanzará las 11.000 copias en DVD. En 2007, Mehdi Idir produjo Paris By Light, un video sobre pintura con luz, (una técnica para dibujar con luz) con el artista Marko93. Este vídeo le abrió las puertas de la publicidad y la televisión, en particular para Canal +, Comédie + y NRJ 12. En 2006, conoció a Grand Corps Malade de quien se hizo amigo y para quien dirigió numerosos videos musicales. En 2015, Mehdi Idir dirigió su primer cortometraje Le bout du tunnel inspirado en una canción de Grand Corps Malade que narra la vida de Laurent Jacqua, el primer preso que escribió un blog. Filmado en blanco y negro y con una cámara subjetiva, el cortometraje ganó el premio a la mejor ficción en el Festival de Cine Urbano de París.
En 2017 dirigió con Grand Corps Malade el largometraje Patients (no estrenado en España), sobre la recuperación física y emocional de un adolescente después de un terrible accidente, adaptado del libro de este último. La película registró más de un millón de espectadores y recibió dos nominaciones en los premios César.
La película que hemos comentado, está rodada en su ciudad natal, Saint-Denis, e inspirada en su vida en el instituto. De hecho, el de la película es el mismo centro en el que estudió Mehdi Idir.
(Publicado en DivulgaMAT el 3 de marzo de 2021)
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